Llueve llora y truenos
piensa que la parta un rayo
y que la acueste en el cieno
mientras sostiene en sus manos
un frasco de vidrio que guarda veneno.
Temblando y llorando con la piel cortada
poseída por la muerte, desquiciada
inclina aquel frasco, llena de morbo
y bebe el veneno de un sorbo, quedando tirada.
Tirada esta vez sin vida, a la tierra abrazada
tirada boca abajo, muerta, congelada
al igual que cuando estaba viva.
Sólo que esta vez no respiraba.
Viva la poesía!
ResponderEliminarLa tuya y la mía jajajjaja
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